El administrador de fincas es una figura importante para las comunidades de propietarios. Un profesional competente y responsable que en ocasiones tiene un papel complicado, pero que debe mantenerse, ante todo, íntegro. Eso no quiere decir, sin embargo, que en algún caso deje de actuar de buena fe para cometer un robo.
El administrador de fincas, dentro de su labor, tiene total acceso a las cuentas de la comunidad. Es él quien controla ingresos y pagos y gestiona todo lo relacionado con la contabilidad. Esa posición permite a aquellas personas con pocos escrúpulos el robo de dinero directamente de los depósitos bancarios.
Existe, sin embargo, otra forma en la que un administrador de fincas poco profesional puede realizar acciones poco lícitas. Es más discreta, menos visible y, por tanto, más difícil de detectar. Se trataría simplemente de contratar a determinadas empresas para el mantenimiento o prestación de servicios a cambio de una comisión.
Evidentemente, que un administrador de fincas cometa un robo por cualquiera de estos procedimientos no es lo habitual. Son pocos los casos, pero no se puede obviar que existen. El problema es que cuando eso ocurre, la comunidad no sabe muy bien cómo actuar ni qué procedimiento seguir para el cese.
Las cuentas de una comunidad pueden llegar a ser muy complejas, pero el presidente, como representante, puede solicitarlas y consultarlas en cualquier momento. El administrador de fincas, por su parte, está obligado a conservar todas las facturas de los gastos y de los servicios de la comunidad.
Ante la sospecha de que se está produciendo un robo, el primer paso sería reclamar al administrador de fincas el libro de cuentas o acudir a la entidad bancaria para comprobar los movimientos que se han realizado en la cuenta. Evidentemente, se debe realizar con discreción para evitar levantar sospechas.
En teoría, detectar si se ha producido un robo en las cuentas sería sencillo, pero estas suelen se complicadas y con un sinfín de conceptos. Por ello, puede que sea necesario acudir a otro profesional que las revise y realice una pequeña auditoría. Ante cualquier sospecha, el primer paso será siempre retirar la autorización bancaria para que el administrador de fincas bajo sospecha acceda a las cuentas.
Si el administrador de fincas comete el robo mediante contrataciones poco transparentes, demostrarlo puede ser difícil. Pero eso no quiere decir que haya que quedarse quietos, también convendría tomar medidas cuanto antes, bloqueando su acceso a las cuentas y poniendo en marcha el engranaje para su destitución
Y, en cualquiera de los casos, es importante denunciar una conducta poco profesional ante el Colegio de Administradores de Fincas correspondiente. Si se demostrara una acción fraudulenta, el administrador de fincas podría ser sancionado, además de expulsado e inhabilitado para el ejercicio de la profesión en el ámbito territorial del Colegio.
Ante una sospecha de robo, es importante no dejar pasar el tiempo. El consejo es que el presidente convoque de inmediato una junta de propietarios urgente en la que se aborde la situación y se tomen las medidas correspondientes, normalmente cesar con carácter de urgencia al administrador de fincas.
Es importante que en esa misma junta se apruebe el nombramiento de un nuevo gestor. De esta forma, se evita que la gestión de la comunidad quede paralizada. El administrador de fincas destituido deberá entregar toda la documentación al nuevo, y este deberá verificar si, efectivamente, se ha producido algún tipo de actuación irregular para proceder a su reclamación por vía extrajudicial o judicial, según el caso.
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