La figura del administrador de fincas puede ser muy relevante en algunos casos e imprescindible cuando se trata de comunidades muy extensas o complicadas de gestionar. Por este motivo podría ser crucial valorar las características que debe tener un buen administrador de fincas y escoger siempre la opción más profesional y adecuada.
Buena comunicación y disponibilidad
Dos cualidades muy importantes del administrador de fincas perfecto son la buena comunicación y la constante disponibilidad, ya que podría crear situaciones un poco complicadas la imposibilidad de contactar y resolver dudas o obtener respuestas en momentos importantes. Esto se consigue con una buena gestión de agenda y con un buen equipo de profesionales que ayuden a que pueda dedicar el tiempo necesario a las peticiones de ayuda que se reciben por parte de las comunidades que se administran.
En este sentido también es justo aclarar que, como con todos los profesionales, existen ciertos horarios apropiados para la actividad laboral y ciertas circunstancias más o menos urgentes. No se debe exigir que un administrador de fincas esté disponible por tanto a altas horas de la noche o situaciones similares, pero sí que acuda a resolver los problemas en un tiempo razonable.
Claridad con las finanzas
Uno de los problemas recurrentes en las comunidades de vecinos son las derramas, las inversiones o las resoluciones a posibles problemas en las propiedades y esto implica que un administrador de fincas tiene que ser bastante astuto, práctico y hábil en términos financieros. Esta característica podría ser determinante a la hora de escoger a un profesional en el que confiar.
Si arreglar un asunto de la comunidad supone una derrama importante por puerta cuando debido a las circunstancias económicas actuales, se tiene un grado de morosidad elevado, la obligación del administrador de fincas es advertir de que probablemente va a generar malestar y división entre los vecinos, ante una obra, que, salvo contadas ocasiones, no es de necesidad urgente.
La gestión de crisis
Un administrador de fincas productivo debe saber gestionar las crisis dentro de las comunidades de vecinos, algo que se puede dar con relativa cotidianidad. Es posible que surjan molestias entre los vecinos causados por ciertos abusos de las zonas comunes, molestias con las mascotas u otro tipo de roces que requieran de un carácter mediador así como resolutivo.
La postura del administrador de fincas en este sentido debe ser la de aconsejar correctamente al presidente de la comunidad y escuchar las diferentes partes para crear una estrategia productiva. Parte de las gestiones de esta actividad laboral son las implicadas en las disconformidades o problemas que puedan surgir en este sentido.
Reducir el gasto de las comunidades
Una habilidad muy interesante de un buen administrador de fincas es la capacidad para reducir el gasto de las comunidades que se gestiona y sacar el máximo provecho posible. Una buena negociación con proveedores podría llegar a ahorrar entre un 10 y un 15% en los gastos de la comunidad, lo que siempre va a ser bien recibido y puede hacer que se consolide la relación existente entre administración y vecinos.